Profesión Solemne de Sor Leema
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Dentro del bello Tiempo Pascual, hemos tenido el gozo inmenso de la Profesión Solemne de nuestra joven hermana, sor Leema Parassery Varkey. Tal celebración, fue precedida por una vigilia de oración. Y por fin el día 14, tuvo lugar la solemne Celebración que dio comienzo a las cinco de la tarde, con una procesión por los sacerdotes a la que se unieron sor Lema, la Madre y sor Teresa y que partió del patio de clausura, para dirigirse a la iglesia, donde esperaban numerosos fieles, amigos y bienhechores de la Comunidad que los acogieron gozosos con el canto de entrada: “Aclama a Dios tierra entera, aclamemos llenos de alegría, aleluya aleluya”. Abría la procesión el Evangelario, que portaba sor Leema, siguiendo la Madre y sor Teresa. A continuación seguían los sacerdotes que iban a concelebrar ocupando cada uno su respectivo lugar en el presbiterio. La Eucaristía fue presidida por, don Juan Francisco Ortiz González, Delegado del Señor obispo. Concelebraron con él diez sacerdotes de Andújar y de otras localidades, entre los que se encontraban dos indios, venidos de la India expresamente para acompañar a la profesa en momentos tan trascendentales y significativos.
En el rostro de todos se reflejaba la emoción, y el gozo del momento, pues los cantos, las flores, el incienso, y también el silencio atento y orante de los participantes, hablaban de la gloria, la belleza, la bondad del Señor, llenándolo todo de alegría, dulzura y suavidad.
Y en esta atmósfera difícil de describir se entonó el canto solemne del Gloria. Y tras el Evangelio, la llamada dirigida a la profesa y su respuesta : “Aquí estoy Señor; tú me has llamado”, y tras la homilía, el interrogatorio, y el “sí, quiero”, firme y claro de sor Leema, y la oración litánica, invocando a todos los santos, cantada por el joven sacerdote, don Juan Carlos Córdoba, a todos nos conmovía y emocionaba mientras la profesa postrada en tierra escuchaba y oraba para momentos después emitir sus votos que pronunció con voz firme, clara y serena. Y tras la profesión de los votos, depositó el documento sobre el Altar y serenamente lo firmó, cantando a continuación con voz casi angelical, la antífona: “Recibeme, según tu promesa y viviré: Señor, no defraudes mi esperanza”., que todos escuchamos con emoción.
Tras la bendición solemne de la profesa que ella recibió de rodillas y tras la entrega de los símbolos: la vela encendida en el cirio pascual y el libro de la liturgia de las Horas, continuó la celebración con la oración de los fieles y presentación de las ofrendas. Antes de finalizar, sor Leema dirigió a todos las siguientes palabras de agradecimiento:
“Queridos hermanos: sólo unas palabras breves, pero salidas de mi corazón que hoy se siente inundado del gozo y la alegría que sólo Jesús puede dar. El, me amó y me llamó por mi nombre para ser suya. Os pido que me ayudéis a dar gracias y a cantar como María “Que el Señor ha hecho obras grandes por mí” sin merecerlo, por pura gratuidad. ¡GRACIAS SEÑOR! Y ahora, en primer lugar, tengo un recuerdo para mis padres, mis hermanas y todos mis familiares que aunque físicamente están lejos, espiritualmente, hoy están aquí presentes y cercanos a mí en este día tan significativo para todos y sobre todo para mí, y ya, allá en mi país, han celebrado hoy, una Misa de acción de gracias por el don de mi vocación y consagración al Señor, de lo que ellos se sienten sumamente gozosos y agradecidos. Mis padres me educaron en la fe cristiana y me enseñaron a orar, me enseñaron a amar al Señor, y me ayudaron a vivir la fe que ellos me transmitieron y que el Señor ha hecho florecer llamándome a la vida consagrada en mi amada Orden Mínima. No puedo dejar de dar gracias a cada una de mis hermanas de Comunidad, por su testimonio de vida que me ayuda a recordar y a identificarme como Sierva del Señor. No encuentro las palabras justas para expresar toda la gratitud que siento hacía mi comunidad. Mi gratitud también se dirige a todas las personas que me han ayudado desde que llegué a España, en concreto a este querido pueblo de Andújar, donde la acogida y el cariño, no me han faltado, ayudándome en todos los aspectos. Especialmente siento una gratitud inmensa hacia mis queridos profesores aquí presentes, física o espiritualmente en estos momentos tan importantes para mí. Gracias por toda vuestra ayuda, por vuestro empeño, vuestra dedicación, vuestra paciencia, vuestra comprensión, vuestra generosidad… y perdón por mis deficiencias. Y gracias a todos los que hoy estáis aquí presentes, a los que habéis venido de fuera expresamente para acompañarme en momentos tan trascendentales para mi, especialmente a nuestro Párroco, don Juan Francisco, a los sacerdotes de aquí y a los que han venido desde la India y que para mí es un motivo de gozo. Ahora permitidme decir dos palabras para ellos : Thank you for father. Seby and father. Manoj by your presence in this celebration with us. To each one of my brothers, those present here today and those who are here in spirit because of distance, thank you for your love. Y ya, a todos os digo: Contad siempre con mi oración, mi cariño y mi gratitud. Yo también cuento con vuestras oraciones, pues aunque estoy aquí en la casa del Señor, necesito el apoyo y ayuda espiritual, para que mi Sí, al Señor sea firme, y para siempre. Mil gracias a todos y un abrazo con el cariño que merecéis. Y Para finalizar, me dirijo a mí amado Señor, con estas palabras de gratitud: “Señor soy tuya para siempre. Dame solo Tu Amor y Tu Gracia, ellos me Bastan”. ¡Gracias! Los fieles escucharon con atención, hubo lágrimas de emoción, y un largo y cálido aplauso. Finalmente se entonó el canto de despedida: “Alegraos, todos con cantos de júbilo, Cristo Jesús, hoy resucitó” mientras la procesión se organizó nuevamente, dirigiéndose hasta el claustro, donde la Madre, sor Teresa y sor Leema radiante de felicidad se incorporaron a la Comunidad. A los participantes, una vez en el locutorio se les obsequió con dulces y refrescos y todos gozaban y daban la enhorabuena a la profesa y a la Comunidad y comentaban la gran emoción que habían experimentado en los distintos momentos de la hermosa Celebración. La Comunidad llena de gozo dio gracias al Señor por el don que el nos hace con la entrega de esta joven hermana y pide a Dios para que otros muchos jóvenes se sientan atraídos por Cristo y enamorados de Él, sigan el ejemplo de sor Leema.
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