Orar
Fidelidad matrimonial, sí.
El MATRIMONIO CRISTIANO. FORMANDO UN SOLO SER

¿Es posible la fidelidad HOY? POR SUPUESTO QUE SÍ
Si te parece, si lo crees así... te animo a unir nuestros deseos. ORA DESDE EL FONDO DE TU CORAZÓN, unamos nuestros deseos y elevemos juntos nuestra oración confiada. Añade tú, quien quiera que leas, añade tu propia oración, tu propia vivencia y... CREE.
Muchos, dependen de ti, de tu oración, porque así Dios lo quiere. Nos envía. ANIMO.

Desde el silencio contemplativo y la adoración eucarística, queremos unir nuestras voces agradecidas a Dios por quienes, en la vida matrimonial, ya forman un solo ser. Por quienes habéis querido recibir la bendición de Dios en el seno de la Iglesia para formar un hogar cristiano, una familia feliz. Os habéis prometido fidelidad en lo bueno y en lo malo, SIEMPRE. Y vuestro amor irá creciendo conforme caminéis en fidelidad amorosa.

Benedicto XVI os alienta en este camino que abrazáis, donde vuestras vidas, ineludiblemente, están entrelazadas en Cristo, nos dice así:

“No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. A muchos el Señor los llama al matrimonio, en el que un hombre y una mujer, formando una sola carne, se realizan en una profunda vida de comunión. Es un horizonte luminoso y exigente a la vez. Un proyecto de amor verdadero que se renueva y ahonda cada día compartiendo alegrías y dificultades, y que se caracteriza por una entrega de la totalidad de la persona. Reconocer la belleza y bondad del matrimonio, significa ser conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor matrimonial”

Sí, queridos amigos, reconoced la belleza y bondad del matrimonio, porque en el fondo lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida. Cada uno debe encontrar su camino y descubrir el proyecto que Dios quiere para él y Dios nos lo muestra a poco que abramos el corazón. Vosotros habéis recibido esta grandeza de unificar y entrelazar vuestras vidas en una profunda comunión de vida, donde el centro siempre será Jesucristo, el Señor. No permitáis que vuestros deseos y anhelos caigan en el vacío, antes bien haced que cobren fuerza en Cristo. Conservad la llama que Dios ha encendido en vuestros corazones, procurad que no se apague, alimentadla cada día, compartidla con vuestros coetáneos que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino. DIOS SACA BIENES DE TODO. DAD TESTIMONIO AL MUNDO QUE LA FIDELIDAD ES POSIBLE.

Vuestra fidelidad es hoy TESTIMONIO, y Dios así lo espera. Vuestras vidas entregadas en amor, tienen que testimoniar la clave de toda vida: dar a Dios a quien cree no necesitarlo, A TODOS. Que todas vuestras palabras y deseos más profundos, compartidos en amor fiel, os haga ser cada vez más, un solo ser, y os haga ser más de Dios, porque en el fondo, fondo… es Dios quien os aúna y entrelaza para DARLE A EL a los demás, empezando por el hogar.

También nuestras vidas entregadas a Dios en la contemplación, son presencias de este actuar de Dios en la vida de cada uno, sea cual sea su vocación. Tenemos que irradiar su Bondad, y es un gran alivio el poder desfogar hacia fuera el fuego que nos invade, y que es fruto de la Presencia amorosa de Dios que así nos entrelaza y une a los hermanos.
Os acompañamos con la oración, que es nuestra misión. ANIMO, que Dios os bendiga.

Monjas Mínimas de Daimiel