Jerez de la Frontera (Cádiz)
Profesión de Sor Virginia y Sor Alejandra

CRÓNICA  DE  LA  PROFESIÓN

Seis menos dos minutos de la tarde del jueves 12 de octubre: comienza la cuenta atrás... Detrás han quedado los tres años largos de preparación intensa, postulantado y noviciado, que culminan en estos momentos.
Se abre la puerta: Sor Virginia de María y Sor Alejandra de la Cruz, acompañadas de la Rvda. M. Superiora y la Maestra de novicias, acceden a la sacristía externa donde son acogidas calurosamente por los concelebrantes: el Rvdo. D. Jesús Blázquez, responsable del Camino Neocatecumenal en Colombia de donde proceden las profesandas, que será el presidente de la Eucaristía; el Rvdo. P. Abilio M. León, OM, asistente de nuestra Federación; el Rvdo. D. Antonio López, nuestro párroco; el Rvdo. P. Alfonso Moreno, O Carm., nuestro capellán; el Rvdo. P. José Vioque, O Carm. y el Rvdo. D. Lorenzo Morant, párroco de Sta. María Madre de la Iglesia.
San Francisco de Paula no podía faltar en día tan señalado para sus hijas, por eso ha querido manifestar su presencia mediante una insigne reliquia: un báculo propiedad de la prima del párroco, que estuvo, como es costumbre antigua, colocado durante toda la Misa en el Altar sobre una guirnalda de flores.
A la hora en punto, tras la monición del P. Alfonso, la trompeta y el armonio unen sus voces para entonar un sonoro “Pueblo de Reyes” magníficamente interpretado, como los demás cantos, por la coral de cámara “Grupo San Pedro Nolasco” y coreado por toda la asamblea, que llena a rebosar la capilla, mientras las novicias abren la procesión.
Tras las lecturas y el canto del Evangelio, las novicias piden ser admitidas a la Profesión después de haber conocido y experimentado nuestra vida durante el postulantado y el noviciado: “... prefiero ser la última en la Casa del Señor a todas las grandezas de este mundo, y os pido humildemente poder profesar la Regla de las Hermanas de la Orden de los Mínimos...”
Después de la homilía llega el momento esperado: Sor Virginia y Sor Alejandra responden con voz firme y fuerte, que expresa bien su decisión, al interrogatorio del celebrante: “Sí, quiero”. Seguidamente, sobreponiéndose a la emoción, en manos de la Madre, emiten su Profesión religiosa con voz clara y serena, colocando a continuación el pergamino en el Altar, junto al báculo. Sigue la vestición del escapulario, el cordón y el velo, mientras la M. Superiora recita la fórmula del Ceremonial. A continuación el Rvdo. P. Asistente entrega a las neoprofesas la Sta. Regla, que ellas reciben y besan con veneración.
La asamblea emocionada prorrumpe en un aplauso y las neoprofesas pasan a recibir el abrazo de acogida de las Hermanas, mientras un salmista de las Comunidades Neocatecumenales de la Parroquia entona el Salmo 44: “Eres hermoso... Escucha, hija, mira... prendado está el Rey de tu belleza”, coreado por todos.
El Presidente, Jesús Blázquez, cantó magníficamente el Prefacio y la Plegaria Eucarística, dando una gran solemnidad y causando una gran admiración en todos los asistentes, que han elogiado su voz y lo bien que resultó todo: cómo se consiguió una armónica compenetración con las partes invariables y el Canto de Comunión interpretados por la Coral y la Asamblea, de forma que todos pudieron participar activamente.
Antes de terminar, el Rvdo. P. Abilio dirigió unas palabras de agradecimiento a los presentes en nombre de toda la familia Mínima. Seguidamente pidió la palabra nuestro párroco, D. Antonio López, para explicar a los fieles, con el fervor y entusiasmo que le caracteriza cuando habla de nuestro Sto. Padre, la presencia del báculo de S. Francisco. Alzándolo en sus manos explicó cómo bajo ese báculo han nacido todos en la familia desde innumerables generaciones, sin que jamás haya sucedido ningún percance ni a la madre ni al niño y que lo traen para la Misa de acción de gracias después de cada nacimiento, y cómo San Francisco sigue realizando milagros por su medio.
Concluyó la ceremonia con el “Salve Madre” cantado a pleno pulmón por todos los asistentes acompañados de la trompeta y el armonio.
La Madre, la Maestra y las neoprofesas pasaron directamente al coro, donde recibieron el enhorabuena de los asistentes que tenían más prisa, mientras los demás pasaban al locutorio donde pudieron degustar algunos dulces y refrescos.
Los fieles, enfervorizados con las palabras del párroco sobre el báculo, pasaron a besarlo con gran devoción, tanto que los propietarios del mismo lo entregaron a las Hermanas para que ellas lo custodiaran y dieran a besar desde la clausura. Ya nos han avisado cómo una de las parejas que se acercaron a besarlo han experimentado la protección de S. Francisco en el nacimiento de su primera hija.
En los días siguientes no cesan de llamar dándonos la enhorabuena por lo bien que resultó todo, recalcando la felicidad que rebosaban las dos profesas. Experimentamos cómo este acontecimiento no es sólo una bendición y algo importante para la Comunidad, lo sienten así como suyo todos los que están vinculados con nosotras. Algunos de ellos tuvieron que seguir todo casi en la calle, porque la iglesia estaba completamente llena, aun así se les hizo corto, a pesar de durar dos horas. Baste por todos este testimonio:
“Mucho les agradecimos que nos invitaran y nos gustó mucho la ceremonia, y pensé que, en estos tiempos “locos” que nos ha tocado vivir, esta entrega al Señor de dos chicas jóvenes nos llena de esperanza y nos hace ver y sentir cómo Dios está con nosotros”. M.P.D.