“Soy trigo de Dios, y he de ser molida,
para llegar a ser pan limpio de Cristo.”
La vida de todo consagrado es una ofrenda perennemente ofrecida al Padre en el ara del altar a imitación de Cristo para bien de todos. Hoy, vuestra Hermana, es consagrada por Dios, se hace ofrenda, se entrega libremente al Padre. Os podéis imaginar cuan profunda es la alegría que mi alma experimenta por lo que esta consagración significa: “Soy trigo de Dios, y he de ser molida, para llegar a ser pan limpio de Cristo.”
Hace ocho años, a mis 16 años, abrí mis puertas a Cristo; no podía creer que un don tan maravilloso, bello, hermoso y lleno de responsabilidad, pudiera habérseme confiado justamente a mí que por entonces mi corazón casi ni pensaba en Dios, sino sólo buscaba la gloria del mundo. Sólo una gracia muy grande del Señor pudo arrancarme de mí misma y ponerme en camino hacia Él. Por Él lo perdí todo y en Él lo volví a encontrar limpio y puro.
Me siento realmente feliz, gozosa de poder darme al Señor y desde Él a todo su Cuerpo Místico, esta es la razón del por qué hoy doy este paso. He descubierto mi vocación: Mi vivir es un vivir para Dios. Ya no me pertenezco, soy suya y de vosotros. Soy una pequeña ofrenda presentada en el altar de la Trinidad Santa. Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir.
Rezad, sí, rezad, porque si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. Rezad para que sin reservas me entregue a mi Esposo, y poder deleitarme en la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, y gozar de su gloria.
Hermanos: No es que ya lo haya conseguido o que ya sea perfecta: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzada por Cristo. Rezad, para que con su gracia, pueda llegar a convertirme en una humanidad suplementaria del Verbo donde Él renueve todo su Misterio, y todo para llegar a ser Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad.
Agradezco a todas las personas que de una u otra forma me han ayudado a conocer y a amar más a nuestro Dios y a María.
Estáis presentes en mi corazón desde donde os llevo a Jesús Eucaristía.
Que María, Templo vivo de la Trinidad, nos ayude a vivir inmersos en este misterio de Amor. En tu Corazón, Madre, pongo todo mi ser.
Muchas gracias.
Profesión Solemne. Natividad de la Virgen María, 8 de septiembre de 2013. Convento de la Inmaculada.
Monjas Mínimas. Valls.
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