Manuel, un amigo de Sor Consuelo, que se marchó muy joven al cielo....
A sus 13 años, nos decía:
Yo pienso que todos debemos ser como Sor Consuelo, porque pocas personas renuncian a una vida que le ofrece muchas comodidades y se meten en un convento para vivir una vida pobre y austera. Quisiera que todos, incluso yo, tuviéramos ese vivo deseo de ‘ser santos’; y como admiro mucho a ‘Consuelito’ y a las Monjas Mínimas de Daimiel, les dedico este pequeño poema:
En el camino que guía a Dios
se encuentra la felicidad.
Consuelo, ejemplo divino
lo siguió con humildad.
Si todos lo buscáramos
rebosaríamos de paz,
fijémonos en Consuelo
y todo más fácil será”.
José Manuel Rodríguez
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