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Sí, Sor Consuelo, ¡qué alegría!, no hay mayor alegría en esta vida que descubrir a JESÚS, su AMOR, la Vida Cristiana. Él nos llama a la SANTIDAD, y el dónde, cómo y cuándo… cada uno debe responder cara a cara con Él.
Ante las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), queremos reflexionar, junto a la alegría de Sor Consuelo, la alegría de tantas hermanas y hermanos, que hemos tenido el gozo de vivir como ella la entrega al Señor, desde Daimiel y Filipinas; junto algún otro testimonio cercano. Que todos los jóvenes conozcan esta dicha, y vibren con el Señor Jesús, el único que llena el corazón humano, y que cada cual sepa descubrir dónde les llama Dios. La Iglesia nos guía, demos el salto de la fe y confiemos.
¡Quiero ser santa y una santa joven! nos dice Sor Consuelo. La Santidad es un Camino de Felicidad-Gratuidad-Responsabilidad. Desde su Fe inquebrantable en el AMOR de DIOS, Sor Consuelo nos enseña de verdad a amar con el mismo amor con que somos amados... Primero, SER AMADOS... Segundo, SABER QUE SOMOS AMADOS... Tercero, DEJARNOS AMAR... Y Cuarto, AMAR... ¡No podemos comenzar por el final!
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