CANTO A LA VENERABLE
UNA FLOR PRIVILEGIADA DE LOS JARDINES MÍNIMOS
En un Jardín florecido
del cual la Virgen cuidaba,
embalsamaba el ambiente
una flor tan delicada,
tan pura, tan inocente,
tan de Dios enamorada,
y a la par penitente,
que a todos cautivaba
y atraía dulcemente…
Su nombre, era ya un poema
de candor y de ternura,
se llamaba Filomena,
emblema de la dulzura,
y del amor que era su lema
y con ser tanta la hermosura
de esta florecita bella,
que a juzgar por su blancura
parecía una azucena.
Gustaba llamarse Mínima
y ser de todos olvidada
viviendo muy escondida,
junto a Aquel que tano amaba,
su Jesús Eucaristía,
al cual, extasiada contemplaba
ante el Sagrario noche y día
diciéndole enamorada,
que de amores por Él…moría…
Sus delicias, eran sufrir
y amar hasta el delirio,
¡amar!, ¡sí!, hasta morir,
pues, en tan dulce martirio,
es imposible el vivir…
Y en un amoroso deliquio
solía a su Amor decir:
“Para probarte mi cariño,
en penas me quisiera consumir…”
Y el Celestial Jardinero
(también de amores herido
por aquel corazón de fuego)
no pudo en su amor Divino
dejarla más en el suelo…
Y trasplantándola del Líbano,
consigo se la llevó al Cielo
hacia aquel jardín florido
donde todo encanta…y es bello…
Y al mirarte de gloria coronada
¡oh dulce hermanita mía!
Expresar no sé, lo que me pasa…
Sólo sé decirte emocionada,
que tu vida, me cautiva…
que tu vida, me encanta…
Y ya que como tú soy Mínima,
quiero como tú, ser santa…
Una devota de la Vble.
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