POEMA 1
En jardín Mínimo
nació una flor
que regó con su gracias
el Amador.
Adornada de gracias
y encantos mil
creció la florecilla
en su pensil.
Esparció sus perfumes
llena de amor,
embalsamó el ambiente
Su grato olor.
¡Oh florecilla hermosa,
preciada flor,
arrebató tus galas
fuero el dolor!
En el jardín Mínimo
murió la flor,
¡La robó el jardinero
lleno de Amor!.
José Laguna Menor
POEMA 2
Esperó en vela al Esposo
en la fugaz noche de la vida,
cuando llamó a su puerta, fue su gozo
dejarlo todo y amarle sin medida.
Comprendió que el mundo no tenía
con qué saciar su ardiente corazón,
se enamoró del Hijo de María
y se entregó para siempre con pasión.
Una escuela de fe fueron sus labios,
todos fueron dichosos a su vera,
su unión con el Señor fue un tierno abrazo,
su vida cual florida primavera.
Con paz, amor y alegría
quiso por amor tener
la vida muerta al placer
y muerta al mundo, de suerte
que cuando llegó la muerte
tuvo muy poco que hacer.
José Laguna Menor
POEMA 3
Filomena, violeta escondida,
tu vida, silencio,
camino de entrega a Dios.
Enviada de Dios, consagrada,
Religiosa con miras de fe;
Tu ideal: inmolarte por Cristo,
Tus modelos Jesús, María y José.
Fue tu vida una cruz dolorosa
que supiste en tus hombros cargar,
tu oración escondida y callada
animó tus deseos de amar.
Tus devotos alaban al Padre
por tu vida repleta de amor,
por tus manos abiertas a todos,
por tu vida que fue vida de amor.
José Laguna Menor
POEMA 4
Como la playa pequeña
invadida por las olas,
que se sumerge indefensa
bajo el batir de sus ondas;
fue así tu alma embestida
por la invasión poderosa
del amor con que el Señor te hizo mística esposa.
Fue ese susurro de Dios, esa llamada,
que se oye, diviniza y embelesa
¡ Un ímpetu del alma arrebatada
un encuentro del todo con la nada
un vuelo del Amor sobre su presa!
José Laguna Menor
POEMA 5
Quiero ser bueno a toda costa, siempre y con todos (Juan XXIII).
Bueno es aquel que realmente ama sin esperar ser amado,
el que sirve sin desear ser servido,
el que obra el bien con los demás,
aunque los demás no obren el bien con él.
Bueno es el que tiene paz en su vida y la comunica,
el que hace de su vida un oasis de fraternidad,
el que tiene siempre sus manos alargadas
para ayudar, para darla y darse.
El que mira al mundo con los ojos llenos de amor,
el que escucha sin prisa alguna,
el que habla para dar consuelo;
el que ve a sus hermanos más allá de las apariencias,
como el Señor mismo los ve.
El que cierra los ojos a toda calumnia,
el que guarda su lengua de toda maledicencia;
el que presta ayuda y tiene misericordia.
El que es amigo cierto en horas inciertas,
el que tiene siempre abierta la puerta de su corazón;
el que tiene alma y corazón de pobre,
el que su mayor riqueza es Dios y sus hermanos.
Bueno, al fin es aquel que como Sor Filomena de Sta. Coloma
al nacer, todos sonríen y ella lloraba,
y vivió tal manera
que cuando murió
todos lloraban y ella sonreía.
José Laguna Menor
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