MIRAR AL CIELO CON OJOS DE FE
¡Miremos hacia el cielo con los ojos de la Fe, veremos que María marca un sendero entre el cielo y la tierra por el que todos estamos llamados a subir, María elevada al cielo nos indica la meta última de nuestra peregrinación terrena. Nos recuerda que todo nuestro ser —espíritu, alma y cuerpo— está destinado a la plenitud de la vida; que quien vive y muere en el amor de Dios y del prójimo será transfigurado a imagen del cuerpo glorioso de Cristo resucitado; que el Señor humilla a los soberbios y enaltece a los humildes (cf. Lc 1, 51-52). La Virgen proclama esto eternamente con el misterio de su Asunción, (Angelus, Juan Pablo II)
Y Ella sigue velando siempre sobre cada uno de sus hijos, sobre todas nosotras, nuestras familias y amigos, nuestros seres queridos, sobre cada realidad humana necesitada de salvación.
Que la contemplación del misterio de la Asunción de la Virgen María, Madre de Dios, figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada, nos sirva de consuelo y esperanza. Que ella nos alcance de su divino Hijo toda clase de bendiciones. (Angelus, Juan Pablo II)
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