Orar
Un mismo amor y un mismo sentir

El Espíritu une tan estrechamente a las almas y las fusiona de tal manera, que no hacen falta palabras, nada, es una sola vida. Es lo que nos dice el apóstol: un mismo amor y un mismo sentir, es lo que vivo y vivimos en la Iglesia.

Creo que esto es para morirse de gozo, ¿por qué seremos tan ciegos, a veces, que no vemos la maravilla que Dios nos ha regalado dándonos su mismo sentir? Se nos ha dado con creces, ¡pues saboreemos su paso a gusto! ¿no os parece? En la oración pienso, cuánta gente se queda con el corazón consolado, sencillamente por haberse encontrado con el hombre de Dios que, debemos ser todos y cada uno de nosotros, -un sacerdote, una sencilla religiosa-monja, un seminarista, un padre o madre de familia, un catequista, etc,- que hemos recibido el don de transmitir la alegría del Reino, la fascinación por Cristo, ante quien se dobla toda rodilla y a quien proclamamos SEÑOR, para gloria de Dios Padre.

Hoy nos anima la Palabra: “Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús”. Y el evangelio nos interpela: ¿Quién lleva la delantera en el camino del Reino de Dios?: Aquel que a su alrededor irradie AMOR.

En la Iglesia, los creyentes caminamos como hermanos muy queridos, nos une el deseo de amar a Jesucristo con todo el ser y el entregarnos para que muchos le conozcan, le amen y le sigan. Una vida en Cristo Jesús: ¡Eso es la Iglesia! AMAR COMO JESÚS, ACTUAR COMO JESÚS, es lo más grande que Dios nos puede regalar para caminar directos hacia Él, el Único que llena nuestro corazón. Esto es una maravilla, vivirlo emociona hondamente y ¿sabéis? da tanto gozo que, quien lo vive, se hunde en la gratuidad de Dios para con nosotros. Sólo nos queda decir ¡Gracias, Señor! Y volverlo a decir; y palpar cómo su Gracia se derrama y nos impulsa a amarle a Él con todo el ser. Encontrarse con personas así, es un don inestimable. De alguna manera nos transmitimos este ardor, es el lenguaje del Espíritu, que es Amor, y que si no se vive, no se puede entender, mucho menos expresar. Sí hermanos, mantengámonos unánimes… busquemos todos el interés de los demás. Dejémonos guiar por la humildad. La delantera en el Reino pertenece a quienes irradiemos AMOR y COMUNIÓN.

Mínimas Daimiel