Orar
Señor, mantén mi lámpara encendida

Desde nuestro silencio orante, unimos nuestras voces, nuestros deseos, anhelos y esperanzas, para elevar el corazón a Dios. La JMJ cuenta con nuestras vidas entregadas. La perseverancia de nuestras mayores, es un buen àpice en el seguimiento de Jesús. A El le encomendamos a nuestros jóvenes de corazón.

Señor, mantén mi lámpara encendida

A nuestra hermana Sor Espíritu Santo
en sus 50 años de profesión


Un día sentí en mi alma
la voz de tu llamada
y pronto dije ¡Sí!
como una nota alta.

Y dejé todas las cosas,
cuanto el mundo me ofrecía,
a los míos que tanto amaba;
y me entregué del todo
siendo fiel a tu llamada.

Hoy vengo a decirte ¡gracias!
por cuanto me has dado en la vida;
vengo a tus pies agradecida
a renovar mi entrega,
a ofrecerte mis horas y mis días.

En el correr de la vida
no han faltado silencios y pausas;
no sé si he sido siempre fiel
a las notas de tu pauta,
quizá algún desafino,
alguna nota extraviada...
pero siempre y en sordina
mi constante nota alta:
¡Sí!, estoy del todo entregada.

Y cuando se acabe mi vida
y pongas fin a mi jornada
llena de aceite mi lámpara
quiero tenerla encendida
reaviva su luz y su llama;
templa las cuerdas del arpa
que no esté desafinada,
quiero mantener mi ¡Sí!
como una nota alta.

Daimiel, 8-septiembre-2009
JC