Orar
Habitados por Dios
¡Habitados por Dios!
“Mediante el don de la gracia que viene del Espíritu el hombre entra en una nueva Vida… y llega a ser «santuario del Espíritu Santo», «templo vivo de Dios». El hombre vive en Dios y de Dios: vive «según el Espíritu» y «desea lo espiritual»” (DeV 58)

A ti, que lees estas líneas, que deseas orar, quisiera hacerte llegar este mensaje de AMOR que nos habita: Dios, que es Padre-Hijo y Espíritu Santo. UNA COMUNIÓN DE AMOR.
Para dejarse llenar, sólo necesitamos esa disposición continua del alma abierta a Dios y si nos dejamos llenar con abertura total a su acción, nadie, que se entrecruce en nuestro camino, será ajeno a este Amor que nos inunda. Cuando recibimos una gran alegría, ¡no la podemos acallar, la comunicamos inmediatamente! Tanto menos se puede acallar aquello que ES -y puede ser- causa de alegría para todo el mundo:
 ¡SOMOS HABITADOS POR DIOS!
Mi corazón vibra de felicidad ante esta maravilla que Dios nos concede: ¡Poder irradiar, contagiar, iluminar, derrochar su Amor!, sin esperar nada a cambio, en pura gratuidad, como DIOS es: GRATUIDAD AMOROSA. Como decía mi santa hermana, la Venerable Sor Consuelo: “¡Qué ideal más bello, servir a Dios desinteresada e incondicionalmente, sin ninguna mira personal sino todo a mayor gloria de Dios y santificación de las almas!
Si Él nos capacita… ¡hagamos por corresponder! ¡Tantos hermanos necesitan esa palabra amiga, ese conocer la Verdad, ese vivir el Amor! Dios nos guía. Nuestras vidas están en sus manos y esta certeza produce una gran confianza. Es Dios quien así nos afianza por dentro. El amor de Jesús es más fuerte que toda tentación de desaliento, de miedo paralizante, de sinsentido. El evangelio de Jesús nos muestra el camino hacia el Padre y el Espíritu de la Verdad nos empuja y alienta. Es Jesús quien nos comparte la vida íntima del Padre, que es Vida, que es Familia, que es Trinidad. La vida divina no es otra cosa que el abrazo eterno, ímpetu de amor. Cuando el alma está poseída totalmente por el Espíritu.
Agradece a Dios el Amor que te regala, DÉJATE LLEVAR, HABITAR, AMAR y –todos en comunión- podremos hacer de este mundo, FRATERNIDAD, porque Él así nos capacita y nos urge, si le abrimos el corazón.
Desde nuestras vidas entregadas a Dios, te acompañamos. Entrelazados en el Amor de Jesús, seamos testigos de QUIEN nos habita y mostremos a todos esta VIVENCIA SIN IGUAL.
Haz silencio en tu interior, decubre esta maravilla y déjate inundar.

Sor Rocío de Jesús, Monja Mínima de Daimiel